Tú me obligaste

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Reggateón, Sexismo

12 diciembre 2017

Entrada realizada por Belén Fernández García y publicada el 26 de octubre de 2017 en su blog de trabajo.

No cabe duda de que la música genera emociones y sentimientos en las personas, al mismo tiempo que influye directa o indirectamente en ellas. La música es usada para evadirse, divertirse, celebrar acontecimientos, e incluso para expresar estados de ánimo, pero ¿toda la música es lícita?

Hay una gran variedad de géneros musicales, que a lo largo del tiempo han ido evolucionando, surgiendo o quedando relegados al olvido. No obstante, en los últimos años, se ha puesto de moda el que, en la actualidad, es el género comercial por excelencia, el reggaetón.

Este género musical tiene un gran número de seguidores, pero cada vez aumentan más sus detractores debido, básicamente, a sus criticadas letras. Estas, son en su mayoría machistas y dejan entrever una imagen de la mujer deshonrosa y ofensiva. Un sinfín de jóvenes toman las letras de estas canciones como ejemplo del comportamiento que deben desempeñar. Sin embargo, en muchas ocasiones, lo hacen de forman inconsciente ya que, las letras ejercen un poder en ellos, del que no se dan cuenta.

Concierto

(Concierto – Autora: Belén Fernández García)

El público femenino es el más afectado en este aspecto puesto que, se plantean dos cuestiones alrededor de las mujeres relacionadas con este género musical. En primer lugar, la temática machista de las canciones afecta negativamente a la imagen de la mujer ya que, las denigra por completo y, en segundo lugar, porque las letras son tomadas como ejemplo de conducta por parte de la población femenina más joven. Juan Diego Estupiñan Díaz dice que:

«Se sabe que los seres humanos jóvenes construyen su identidad con el vestuario, el peinado, el lenguaje, así como también con la apropiación de ciertos objetos emblemáticos, en este caso, los bienes musicales, mediante los cuales, se convierten en sujetos culturales, de acuerdo con la manera que tiene de entender el mundo, y de vivirlo, de identificarse y diferenciarse»

De esta forma, las jóvenes se sienten coaccionadas a comportarse de acuerdo con los estándares que dictan las canciones de reggateón por miedo, en parte, a no ser aceptadas. Hasta el punto de ver lógica la manera en la que se retrata a las mujeres con esas letras o, incluso en los videoclips. En estos, a menudo, se trata a la mujer como un objeto, sin más función que la de ser un simple escaparate al que mirar mientras el/los cantantes recitan sus obscenidades. Las siguientes estrofas, son algunos de los ejemplos más ilustrativos de esta tendencia musical:

 

MIX LETRAS REGGATEÓN

«Quiere que se la eche en la cara como si fuera champagne»
(Caviar-Lenny Tavarez)
«…en la cama te conviertes en diabla, te gusta que te hable malo y te dé en tu nalga»
(Mala mujer-C. Tangana)
«A mí me gustan más grandes que no me quepa en la boca…»
(Mayores-Becky. G)
«La primera se desespera, se encojona si se lo hecho afuera. La segunda tiene la funda y me paga pa’ que se lo hunda.
La tercera me quita el estrés, polvos corridos, siempre echamos tres…»

(Cuatro Babys-Maluma)

 

(El círculo – Autor: Héctor Ricote Maestre)

La siguiente estrofa resume muy bien la evolución de las personas con este género musical ya que, cuando se comienza a escuchar no se toma en cuenta el contenido de sus letras, pero una vez se examina con detenimiento, se descubre el verdadero significado:

“Tú me obligaste a quererte para después hacerme odiarte”
(Tú me obligaste-Antonio José ft. Cali y El Dandee)

Partiendo de semejantes versos, no es de extrañar que mucha gente esté en contra de que los menores escuchen este tipo de género musical. Quizá se debería de instaurar un control de los contenidos y censurar ciertas partes de las letras dependiendo del público al que fueran dirigidas, limitando de esta forma la exhibición de este tipo de música a la población más susceptible. De esta forma, se podrían salvaguardar, en cierto modo, los derechos de la población infantil, evitando que las mujeres se sientan coaccionadas a comportarse de la forma que dictan las canciones. Toda la música debería poder ser disfrutada sin preocuparse de los contenidos subliminales que pueda transmitir y, sin miedo a que sus letras ejerzan un poder que las personas no puedan controlar.