El poder de la palabra en cada generación

Entrada realizada por Roberto Ortega Valero y publicada el 27 de octubre de 2017 en su blog de trabajo.


La palabra, ya sea escrita o hablada, es uno de los elementos principales con el que nos comunicamos los seres humanos. A partir de ella damos forma a nuestras ideas, expresamos la conformidad o disconformidad con cualquier asunto o nuestros estados emocionales. En ocasiones, el uso que hagamos de las palabras determina nuestra procedencia, estudios o ideología. Por medio de la sonoridad de un preciso término, a pesar de que sea con un sinónimo, adquirirá un distinto sentido. El uso que hacemos de ellas es incondicional para la creación de nuestro entorno. Muchas de las palabras han sido inutilizadas con el paso del tiempo, incorporándose otras de las que se puede casi extraer un significado parecido o han incluso desaparecido al perder relevancia en ese determinado contexto en el que participaban.

Fotografía del juego de mesa Scrabble.

Mar Abad (n.1972), periodista y una de los fundadores de la revista Yorokobu, expresa a partir de su libro De estraperlo a postureo el poder que tienen las palabras en un contexto determinado. A partir del humor en la obra se recogen los términos más destacados a lo largo de cinco generaciones. Para la elaboración de esta, fue muy importante la documentación, por lo que estuvo escuchando conversaciones de personas de diversa edad para la escritura de su ejemplar e indicando las palabras que se usaban en un período de tiempo determinado.

«A mí lo que más me llamó la atención fue descubrir cómo las palabras reflejan el cambio de relación que se produce entre las personas en función del régimen político y moral en el que viven. En los años 40, bajo una dictadura nacionalcatólica, era frecuente saludar con un buenas tardes nos dé Dios, apenas se decían palabrotas, las mujeres tenían que atarse la lengua, lo pecaminoso acechaba por todos lados… En cambio, en los 70, con la llegada de la democracia y las ansias de libertad, la jerga juvenil se hizo durísima. Los jóvenes introdujeron en su vocabulario muchas palabras carcelarias y relacionadas con la droga. Entre ellos se trataban de tronco, titi, colega, tú, qué pasa, tío». 

Así, Mar expresa el cambio que supuso pasar del Franquismo a la Democracia, que no se vio únicamente en la vida diaria y la ya llegada libertad, sino también en el habla de la gente. Dando así un nuevo lenguaje adecuado a su propio tiempo.

 «Intentamos utilizar palabras nuevas para sentirnos actuales, modernos, pero en realidad, cuando solo utilizamos los vocablos recientes estamos limitando nuestro vocabulario y estamos siendo esclavos de las modas. […] Yo creo que hay que enriquecer nuestro lenguaje con palabras de todas las épocas. Eso nos hace más cultos y hace la vida más amplia, más divertida. ¿Por qué hemos de dejar de decir lechuguino al presumido? ¿Por qué no podemos utilizar guateque como sinónimo de fiesta? ¿Porque suena viejuno? Menudo error. Para mí es todo lo contrario: usar palabras antiguas es de modernos, o de guays, como decían los jóvenes de la generación X (los jóvenes de los años 80 y 90)».

La periodista indica que el uso de términos nuevos con los que se querría desde un primer momento modernizar el habla, asumiendo nuevas palabras, es únicamente el seguimiento de una moda. Y, propone retomar la utilización de esas palabras que en ocasiones ya han quedado olvidadas, indicando que así sí sería moderno nuestro lenguaje. Por lo que podríamos contemplar el gran poder que tiene la palabra, no únicamente se utiliza para la comunicación, sino que también por medio de ella se engloba todo un grupo de personas, una generación. Pero este vocabulario no solo debe estar presente en ese determinado contexto, pues utilizar términos de varias de ellas enriquece nuestro habla.

Nube de las palabras más empleadas por la Generación Z http://procatdigital.co.uk/

 

«Es mucho más serio: es, sobre todo, que lo que decimos construye el mundo en que vivimos».

Tras todo ello, Mar Abad expresa lo importante que es el uso que hacemos de las palabras, refleja el contexto en el que vivimos y cada una de las generaciones variará su vocabulario en función de este, por lo que el lenguaje siempre se encontrará en constante evolución. Es importante tener esto en cuenta, ya que, a medida que pase el tiempo, palabras que creemos conocer irán cambiando por medio de sinónimos que en muchas ocasiones son empleados a partir de extranjerismos. Como expresa la autora de este libro, pienso que se debería de promulgar el uso de palabras que incluso han quedado arcaicas, pues el español es una lengua muy rica en términos y muchos de ellos han quedado atrás y siendo reemplazados por otros provenientes de otras lenguas. Por lo que no solo deberían rescatarse por el fin de recuperarlas, sino para desarrollar un vocabulario más completo, entendiéndose a su vez el uso que se le daba en un tiempo atrás por medio de su contexto, para así ser conscientes, no solo de ellas, pues también de la generación que las aguardaba.